miércoles, 12 de enero de 2011

Hoy he decidido matarte


   No, ni siquiera aquel clima me haría cambiar de opinión
   He de admitir, que aquel viento helado que buscaba la forma de colarse por mi pesado abrigo para escarbar mi piel y acariciar mis huesos me hizo replantearme las cosas, sin duda lo mejor seria estar en casa en mi cama, o en mi sala leyendo algún libro junto a una humeante taza de café, sin duda cualquier cosa era mejor que estar en la calle soportando aquel viento helado que me erizaba la piel y la feroz lluvia que nublaba mi visión, sin duda no era un buen día para que alguien muriera, pero si no era hoy, ¿Cuándo? Tenia que ser hoy, que la idea estaba reciente en mi cabeza, no podía dejar que madurara, y tras analizarla, descubrir que era mala idea, seria hoy, me lo pedía mi garganta, que a cada paso ardía mas, victima de una ya inminente infección, me lo pedía mi boca, que hacia pocos días te había besado por ultima vez, mi cuerpo que extrañaba tu calor, y, con tanto publico exigiendo, ¿Cómo negarme?
   Seguí recorriendo las calles, buscándote, aunque sabia que no estabas ahí, ¿Cuántas vueltas di? No lo se, la idea implantada en mi mente bloqueaba todo, solo era interrumpida por un incesante martilleo, repitiendo la pregunta ¿Por qué? ¿Por qué después de todo lo que pasamos? ¿De todo lo que hice por ti? ¿Qué había pasado? ¿Por qué ese repentino cambio de planes? Dudas que en los primeros días me atormentaron y no me dejaban dormir, pero ahora, ya no importaba, solo quería encontrarte, después de muchas vueltas, a punto de desistir, mi mano derecha en mi bolsa, la acaricio de nuevo, era mi nueva Smith & Wesson comprada exclusivamente para la ocasión, si iba a matarte, seria con estilo, te daría ese ultimo lujo.
   Y así, calle tras calle, viendo los pocos rostros que encontraba en la calle, te encontré en uno de ellos, sin duda eras tu, como no reconocerte, esa mirada que me cautivo, esa sonrisa que otras veces me hizo soñar, eras tu…y el, ¿Quién era el? No lo se, pero no importaba, dentro de poco, seria un hombre solo, igual que yo.
   Verme ahí, frente a ti, no les causo sorpresa, lo suponía, ¿Que sorpresa podría causarles mi presencia?, la situación cambio cuando se unió a la escena el flamante revolver negro, con la cacha de mármol, ¿El? Salio corriendo, tranquilamente podría dispararle y matarlo, a pesar del frío y el pulso tembloroso, era blanco fácil, pero no estaba interesado, el contenido del cargador era exclusivo para ti, seria mi ultimo regalo, sin duda no era tan caro como los otros que te había dado, era un regalo ordinario, pero, como los anteriores, era comprado pensando exclusivamente en ti.
   Un profundo dolor de cabeza me invadió de la nada, mi pulso temblaba mas de lo normal y mis dientes tiritaban, mi corazón latía tan fuerte que sin duda podrían escucharlo a varias cuadras de ahí, una sola idea se incrusto en mi mente ¡Hazlo! ¡Dispara! Estaba a punto de hacerlo cuando de nuevo me tope con tu mirada, quise evitarlo pero no pude, esos ojos siempre me atrapaban, esta seria la ultima ves sin duda, no se como, pero, la pistola ahora apuntaba a mi sien, pero seguía sujetada por mi mano, no sabia si la pistola seguiría ahí, o si regresaría a su lugar original, apuntando a tu cara, pero, algo era seguro.
   Ese día moriría alguien…

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